Adiós, gran amigo
Me tienes que perdonar, amable lector, pero tengo que contar algo que me ha sucedido muy importante en mi vida, y tengo que contarlo.
No veo otra forma que internet para dar a mi gran perro su minuto de gloria en esta vida (es lo que puedes tardar en leer estas líneas).
Esta mañana me desperté y como siempre estabas ahí a mi lado velando mi sueño. Me levanté y me acompañaste por toda la casa, mientras me preparaba para pasearte esta bonita y soleada mañana de domingo, te puse tu correa y salimos a la calle, los dos tan felices como siempre.
Pero algo no iba a ser como lo acostumbrado: tus saludos con otros perretes del barrio, que todos eran tus amigos, las caricias de la gente …
No, hoy en lo mejor del paseo, a las 10 y media de la mañana, tuvo que fallarte el corazón, ese corazón tan grande y tan bueno que tenías, que se tenía que romper, No sirvió cogerte en brazos y llevarte a casa para avisar al veterinario, te apagaste en pocos minutos, como siempre, sin un ruido. Nos dejaste a las 11 menos diez sin sufrimiento.
Nos has dado a tu «manada» mucho: has guardado mi casa (y muy bien, por cierto), has cuidado de mis hijas desde pequeñitas, has sido obediente y aprendiste enseguida lo que tenías que hacer, nos has dado tu compañía y amor, nos has enseñado muchas cosas (entre ellas, que a un perro no se le tiene que tener miedo, si acaso, al amo), hemos pasado juntos muchas horas felices, y todo ello sólo a cambio de tu plato de comida, tus paseos y un poco de cariño.
¿Con quién voy yo ahora a pasear por el campo y la sierra, quién me va a levantar del ordenador para que le haga mimos, quién me va a cuidar mi familia, quién me va a sacar a la calle?
Puedo decir con mucho orgullo que has sido de todos el mejor perro que he tenido y tendré (lo sé) jamás. Has dejado un agujero muy grande en mi hogar, tu «madriguera», y ya nada será igual. Adiós, Taky, por siempre mi gran amigo, mi tesoro, mi pastor belga tervueren, te llevaste un trozo de nuestra vida…
No veo otra forma que internet para dar a mi gran perro su minuto de gloria en esta vida (es lo que puedes tardar en leer estas líneas).

Taky, nacido el 1/10/2003,
fallecido el 27/11/11
Pero algo no iba a ser como lo acostumbrado: tus saludos con otros perretes del barrio, que todos eran tus amigos, las caricias de la gente …
No, hoy en lo mejor del paseo, a las 10 y media de la mañana, tuvo que fallarte el corazón, ese corazón tan grande y tan bueno que tenías, que se tenía que romper, No sirvió cogerte en brazos y llevarte a casa para avisar al veterinario, te apagaste en pocos minutos, como siempre, sin un ruido. Nos dejaste a las 11 menos diez sin sufrimiento.
Nos has dado a tu «manada» mucho: has guardado mi casa (y muy bien, por cierto), has cuidado de mis hijas desde pequeñitas, has sido obediente y aprendiste enseguida lo que tenías que hacer, nos has dado tu compañía y amor, nos has enseñado muchas cosas (entre ellas, que a un perro no se le tiene que tener miedo, si acaso, al amo), hemos pasado juntos muchas horas felices, y todo ello sólo a cambio de tu plato de comida, tus paseos y un poco de cariño.
¿Con quién voy yo ahora a pasear por el campo y la sierra, quién me va a levantar del ordenador para que le haga mimos, quién me va a cuidar mi familia, quién me va a sacar a la calle?
Puedo decir con mucho orgullo que has sido de todos el mejor perro que he tenido y tendré (lo sé) jamás. Has dejado un agujero muy grande en mi hogar, tu «madriguera», y ya nada será igual. Adiós, Taky, por siempre mi gran amigo, mi tesoro, mi pastor belga tervueren, te llevaste un trozo de nuestra vida…
A un perro se lo quiere como alguien de tu familia. Será muy duro que te hagas con otro. Ya sufrimos en mi casa la pérdida de uno y rehusamos coger otro más por el dolor que genera. Lo siento, Victor. Un abrazo de tu ex-vecino Paco.
Gracias por entenderlo, Paco.
Efectivamente, un pez, un canario u otro tipo de animal es una mascota. Cuando falta, se siente, pero menos.
Pero un perro es alguien más de la familia/manada, comparte con ella muchas cosas, y más aún si es cariñoso y bueno, y éste era exepcional. Probablemente, con el tiempo, tendré otro (ya llevo seis), pero es improbable que sea como Taky: los perros, al igual que las personas, tienen una "personalidad" (o "caninidad") única e irrepetible. Por ello me siento y sentiré siempre muy orgulloso de él.
Un abrazo.